jueves, 17 de mayo de 2012

AWRIEN (La de los ojos de dragón).



AWRIEN,
La de los ojos de dragón.
La búsq eda de las palantiri - parte I

La búsqueda de las palantiri había iniciado, y muchos ambicionaban su poder. Mi decisión de ir tras ellas, no era el común deseo de incrementar mis dones, solo era la esperanza, que de alguna manera, estas me ayudarían a recuperar mi memoria, si es que alguna vez la tuve. Desconocía los verdaderos alcances de las piedras, pero solo el hecho de su mítica fama me bastaba para continuar.
El punto de partida, fue un bar, ubicado en el pie de las montañas blancas, muy próximas al rio Isen  donde conocí tres interesantes personajes; un mago tenebroso, un paladín esquizofrénico y un elfo musical. Me fue suficiente hacer un pequeño bosquejo emocional, para cerciorarme si tenían intensiones negativas, pero graficantemente resulto que no.  En un impulso incoherente, decidimos unirnos para ir en busca de las palantiri. No sabía ni me interesaba la causa por la cual ellos deseaban las piedra, de lo que si estaba segura, era que su compañía me facilitaría la llegada a la meta.
El bar era un punto clave, en él, se encontraban ciertos personajes, de estampa misteriosa, estaban cubiertos por grandes capas, que solo dejaban percibir su boca sombreada. Estos se disponían a revelar el camino y la ubicación de la primer palantir, a cambio de una módica motivación. Antes que uno de los sujetos se aproximara a nosotros, empecé a debutar mis talentos. Hice un pequeño pero firme ajuste a su reacio ánimo, lo alegre y relaje. Cuando se acercó totalmente, portaba una sonrisa sobredimensionada. En poco tiempo, nos expuso las características del camino, las cuales no eran tan placenteras. Se trataba de una ciénaga sombría, de mal prestigio y de alto riesgo, sin embargo, era el modo más corto de llegar a nuestro primer destino. Hicimos un consenso para tomar la decisión sobre la propuesta. Acordamos todos a favor. Así que abarcaríamos el viaje por aquella ruta.
El viaje inicio con complicaciones. Teníamos  que dejar a nuestras bestias en el bar, esa erala única petición del encapuchado. Debíamos empezar la jornada a pie. El grupo accedió, no podíamos retrasarnos, muchos otros también deseaban las piedras. No me preocupaba Taykor, él poseía una extraordinaria suerte y además, contaba con varios talentos. Su aura protectora beneficiaria a las demás bestias del grupo. Me despedí de Taykor, con un reconfortante abrazo y un dulce beso. Los dos sabíamos que pronto nos reuniríamos de nuevo. Antes de marcharme del establo, inunde el lugar con rebosante calma. Todas las bestias se encontraron cómodas.
Luego de un par de horas de caminata, nos topamos con la ciénaga. Era enorme, totalmente sombría y hedionda. No dudamos en cruzarla, a pesar de que estábamos conscientes del riesgo. En un momento, el ambiente se cargó de dolor, desesperación, furia y miedo, todas estas emociones fluían como vapor desde el suelo irregular. Descubrimos su proceder, eran cientos de muertos sumergidos en la ciénaga, anhelaban acariciar de nuevo la vida, en consecuencia, a nosotros. Mientras los muertos permanecían expectantes, decidimos que el Mago, quien podía controlar las sombras y era experto en conjuros, debía comunicarse con los muertos y llegar a un acuerdo. El Mago no se demoró en crear un vínculo. De manera silenciosa, se lograba la comunicación. Poco a poco, cientos de manos emergieron de la ciénaga, lucían como flores hambrientas. Trate de mejorar la situación, pero la sensación que me causo el intenso abrigo de caricias sin vida, me dejo perpleja. Luego de un espasmo las manos se quedaron inmóviles y rápidamente volvieron a tierra. Vi al Mago cuando esbozo una incomprensible sonrisa, había logrado comunicarse con los líderes, los cuales le manifestaron su incomodidad por nuestra presencia, por lo cual debíamos marcharnos rápidamente. Obviamente, accedimos a la petición sin ningún problema.
Había sido una larga jornada, estaba agotada, igual que los demás. Además, extrañaba a Taykor, el único ser que me importaba. A lo lejos del sendero pudimos apreciar una pequeña casa de aspecto acogedor, la cual despedía un sabroso olor a guiso, comida recién hecha y la calidez que albergaba era obvia, esta pequeña casa contaba con una chimenea la cual estaba encendida, deduciendo el humo que brotaba de lo más alto del tejado. Al aproximarnos divisamos a un anciano en el pórtico, tenía una pipa, de la cual fumaba. El viejo lucía una apacible estampa. El paladín, quien podía ver acontecimientos futuros, nos detuvo para advertirnos, que el viejo se disponía a darnos hospedaje solo si descifrábamos un acertijo. Estábamos preparados. Llegamos a la casa, el viejo nos recibió de inmediato con el acertijo, era una frase indescifrable. Ninguno de nosotros pudo descifrarla. El ánimo decayó de inmediato, nos alejamos lentamente de la casa, percibiendo y degustando con tristeza lo que habíamos perdido por el fracaso. Una voz gutural de alta intensidad, se originó del interior de la casa. Exclamo unas cuantas palabras, con las cuales nos dimos cuenta que era un demonio, lo que se encontraba en la casa. Al final de la frase, el terror nos sirvió de combustible para huir. Nos salvamos de una muerte incierta. Ahora creía que la suerte de Taykor aún me acompañaba. Continuamos con nuestro viaje, el cual, en realidad ya era más parecido a una odisea. Lo más importante del caso, era un triunfo aparente, superar aquellas dificultades era un impulso más y una señal más intensa que significaba que íbamos por buen camino.
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario